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"Prevención e intervención de malos tratos de personas mayores y personas en situación de dependencia" . MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES E IMSERSO. MADRID, NOVIEMBRE 2006.

 

Dra. Nuria Querol Viñas

 

 

 

Poco después de nacer, los humanos entramos en contacto con otras especies animales, ya sea con animales “rea­les” o bien a través de muñecos de peluche y variadas representaciones con la finalidad de darnos confort y bien­estar cuando somos bebés. A lo largo de nuestras vidas es muy probable que establezcamos lazos afectivos profun­dos con algún animal ya que se estima que un 50% de las familias españoles comparten su vida con animales. Cada vez más, los ancianos optan por adoptar un animal o participar en programas de actividades asistidas por anima­les de compañía, mejorando de manera significativa su calidad de vida (realizan más ejercicio, aumentan las rela­ciones sociales, mejora el estado de ánimo y la memoria,etc.) Por otra parte, existen unas poblaciones que se carac­terizan por una especial vulnerabilidad y que suelen establecer relaciones de afecto o de amor hacia sus animales de manera más acentuada debido a que en muchos casos suelen ser sus únicas fuentes de cariño, como sería el caso de niños y mujeres maltratados o, en el caso que nos ocupa, personas mayores.

La crueldad o la negligencia hacia animales puede ser, a menudo, una señal de alarma de otras formas de maltrato, incluyendo a las personas mayores, como denunció, ya en el 2001, la Humane Society de Estados Unidos (HSUS). La HSUS ha unido fuerzas con el departamento de la salud y la administración de recursos humanos para mayores (Human Services' Administration on Aging) con la finalidad de compartir información sobre la relación entre el abuso a animales y a personas mayores.

Cuando un miembro de la familia maltrata al animal doméstico de un pariente anciano, las motivaciones pueden ser complejas. El perpetrador puede descuidar o abusar del animal doméstico de un anciano como forma de control o de venganza a causa de su frustración por la responsabilidad de cuidar de él , o como manera de obtener beneficios financieros.

 

Muchas personas mayores están particularmente unidas a sus animales domésticos y representa una mejora muy significativa en su calidad de vida, como demuestran diversos estudios . El animal de compañía no sólo desempeña un papel vital en las vidas de los ancianos, ellos también representan uniones importantes con el pasado. Los animales domésticos proporcionan bienestar y alivio de tensión y estrés, buen humor, atención, protección, y ellos fomentan la interacción social entre unos ancianos y otros. 

Esta relación especial, sin embargo, también hace a los animales domésticos vulnerables para ser maltratados por los que deseen ejercer poder y control sobre una persona mayor. 
 

Los casos de la negligencia animal extrema pueden también reflejar la incapacitación de un anciano de proporcionar el cuidado adecuado para él o ella misma, e indican así la necesidad de ayuda.

 

La HSUS y el Centro Nacional de Maltrato a Personas Mayores (National Center on Elder Abuse, NCEA) realizó en el 2001 una encuesta a los trabajadores de servicios de protección al mayor, tanto supervisores como investigadores, para medir el grado de información y la capacidad de respuesta en estas situaciones particulares de maltrato. Participaron unos 200 profesionales de 40 estados, muchos de los cuáles reconocieron la relación y relataron situaciones en que debían ser especialmente sensibles a la relación de cariño de las personas mayores con sus animales. Sin embargo, sólo pocas agencias tenían programas específicos de formación para intervenir en estas situaciones y había habido pocos esfuerzos para coordinar a las protectoras de animales con los servicios sociales, como ya viene estableciéndose en los casos de mujeres maltratadas a través de programas específicos como Safe Havens, Companion Animal Rescue Effort, Paws for Kids y laFundación Altarriba en España.

 

 

A modo de resumen de los datos más destacados referidos por los trabajadores:

 

Más del 35% de los participantes explicaron que sus clientes referían que sus animales habían sido amenazados/maltratados/heridos o muertos por la persona responsable de su cuidado.

 

Más del 45% encontró evidencias de maltrato intencional o de negligencia cuando visitaron a sus clientes.

 

Más del 92% encontraron trato negligente hacia al animal coexistiendo con la incapacidad del cliente de cuidarse a sí mismo/a. De este modo, la crueldad hacia los animales entendida como trato negligente, es un signo de alarma de auto-negligencia por parte del adulto vulnerable.

 

Más del 75% explicó que la preocupación de los clientes por el bienestar de sus animales afectaba las decisiones sobre intervenciones o servicios adicionales. Los clientes a menudo rechazaban servicios o alojamiento si las necesidades de sus animales no se tomaban en consideración.

 

A pesar de las preocupaciones por los animales referidas por las personas mayores, sólo el 35% de los trabajadores explicaba que su agencia hacía referencia a animales en el abordaje de cada caso; que menos del 25% tenía protocolos para denunciar crueldad hacia animales; y un 19% tenía protocolos de intervención conjunta con asociaciones de protección animal.

 

El abuso a ancianos y la crueldad hacia animales domésticos pueden ser investigados y frenados - si se llama la atención sobre estos casos a servicios de protección de personas mayores, los agentes de protección animal, la sociedad protectora de animales y los agentes de la ley.

 

Todas estas agencias pueden también ayudar a prevenir la violencia cooperando y formando grupos de trabajo a nivel inter-agencias o inter-institucional. El estudio cruzado de denuncias de maltratos a animales y ancianos es fundamental también. En dos estados se ha considerado obligatorio: Una ley de California requiere a agentes de protección animal que investiguen si se sospecha malos tratos a ancianos, e Illinois lo requiere a los veterinarios. 
 

Actualmente, la HSUS ha creado un programa de formación conjuntamente con la Wisconsin Department of Health and Family Services y se ha publicado el manual"Creating Safer Communities for Older Adults and Companion Animals".


Hay maneras en que todos nosotros podemos ayudar a prevenir el maltrato a las personas mayores y a sus animales. Las principales recomendaciones de la HSUS yCentro Nacional de Maltrato a Personas Mayores (National Center on Elder Abuse, NCEA) son:


· Familiarícese con los signos de maltrato o neglicencia en ancianos. Éstos incluyen abuso físico, abuso sexual, abuso emocional, negligencia, el abandono, y la explotación financiera o material.


· Compruebe el estado de salud de los animales domésticos. Pregunte por cualquier problema de salud o lesión recientes. Los animales domésticos son, a menudo, subalimentados en hogares abusivos; sus costillas pueden verse a simple vista, y sus platos de comida estar vacíos.


· Examine el comportamiento de los animales. Los animales domésticos en hogares abusivos se asustan fácilmente, se esconden, son agresivos, o excesivamente protectores.


· Haga preguntas. Si un animal doméstico se ha perdido repentinamente o se lo ha trasladado a la terraza o al jardín, pregunte por qué. Las respuestas a estas preguntas pueden conducirle a descubrir la crueldad hacia el animal, y dar la oportunidad al anciano de que pueda tomar parte en la denuncia de maltrato.


· Descubra a quién llamar en su comunidad si usted sospecha crueldad hacia el animal o el anciano. Las páginas amarillas en su listín telefónico incluirán los números para el servicio social local y las agencias de protección animal.


· Apoye la legislación para mejorar los leyes contra los malos tratos a animales y a ancianos.

 

Más información en GEVHA.

RELACIÓN ENTRE ABUSO A ANIMALES Y PERSONAS MAYORES

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